La cocina mágica



Esta semana vamos a hablar de pizza y de amor. Quienes me conocéis sabéis que soy una gran admiradora de Don Miguel Ruiz, el gran maestro tolteca, y que además de su gran clásico, Los cuatro acuerdos, suelo recomendar mucho su libro sobre relaciones personales: La maestría del amor. Hoy me gustaría compartir un breve fragmento de esta maravilla de libro:

Imagina que tienes en tu casa una cocina mágica, que te proporciona la cantidad que desees de cualquier comida del mundo. Nunca te preocupas de lo que vas a comer, ya que puedes servir en la mesa cualquier cosa. Y como eres generosa, les ofreces a todos comida sin esperar nada a cambio. Alimentas a quien quiera que venga a verte por el mero placer de compartir lo que tienes, y tu casa siempre está llena de gente que se acerca para degustar la comida de tu cocina mágica.

Entonces, un día alguien llama a tu puerta, abres y te encuentras a una persona con una pizza en las manos, te mira y te dice: “Oye, ¿ves esta pizza? Te la doy si me permites controlar tu vida, sólo tienes que hacer lo que yo quiera. Y nunca te morirás de hambre porque yo te traeré una pizza cada día. Lo único que tienes que hacer es ser buena conmigo”.

¿Te imaginas tu reacción? Sólo con pedírselo a tu cocina obtendrás la misma pizza o incluso mejor, y esta persona te está ofreciendo comida a cambio de que hagas lo que ella quiera. Lógicamente te echarás a reír y le dirás: “¡No, gracias! No necesito tu comida; tengo toda la que quiero. Entra y te daré de comer sin pedirte nada a cambio, pero no voy a hacer lo que me pides. No me voy a dejar manipular a cambio de pizza”.

Ahora imagínate exactamente lo contrario. Llevas varias semanas sin probar bocado. Estás muerta de hambre y no tienes dinero para comprar comida. Entonces llega esta persona con la pizza y te dice “Oye, aquí hay comida. Te la puedes comer si haces sencillamente lo que yo quiero”. Hueles el aroma que desprende y estás hambrienta. Decides aceptar y hacer cualquier cosa que esa persona te pida. Tras hincarle el diente, la persona te dice : “Si quieres más te daré más, pero tendrás que seguir haciendo lo que yo quiera”.

Hoy has comido, pero mañana quizá no tengas qué llevarte a la boca, de modo que accedes a hacer todo lo que puedas para conseguir la comida. Y estás decidida a convertirte en esclava a cambio de la pizza, porque la necesitas y no la tienes. No obstante, pasado algún tiempo, empiezas a tener tus dudas. Dices: "¿Qué voy a hacer si no me trae la pizza? No seré capaz de vivir sin ella. ¿Y si mi pareja decide darle mi pizza a otra persona?"

Ahora imagínate que en lugar de comida hablamos de amor. El amor que hay en tu corazón es abundante. Tienes amor no sólo para ti, sino que para el mundo entero. Amas tanto que no necesitas el amor de nadie. Compartes el amor sin condiciones; no te gusta el “si”. Eres millonaria en amor y si alguien llama a tu puerta para decirte: “Oye, aquí tengo amor para ti, te lo daré si haces lo que yo quiera”, ¿cuál será tu reacción? Te reirás y dirás: “Gracias, pero no necesito tu amor. Tengo ese mismo amor aquí, en mi corazón, sólo que mejor y más grande, y comparto mi amor sin condiciones”.

Pero, qué ocurrirá si estás hambriento de amor, si no tienes ese amor en tu corazón y alguien viene y te dice “¿Quieres un poco de amor? Te lo ofrezco a cambio de que hagas lo que yo pida”. De ser así, una vez lo hayas probado, harás todo lo posible por conservarlo.

Tu corazón es como esa cocina mágica. Basta con abrirlo para que obtengas todo el amor que quieras. No hay ninguna necesidad de dar vueltas por el mundo suplicando amor: ”Por favor, que alguien me ame. Estoy tan sola, no soy lo suficientemente buena para ser amada; necesito a alguien que me ame, que me demuestre que soy digno de ser amada”. Sin embargo el amor está aquí mismo, en nuestro interior, pero no lo vemos. 

¿Y qué pasa cuando no lo vemos? ¿Qué pasa cuando no somos conscientes de que disponemos de esa cocina mágica, siempre abierta para nosotrxs? Pues que quizá caigamos en la tentación de aceptar la pizza grasienta que nos ofrezca el primero que pase. Y quizá viviremos relaciones basadas en el miedo, en la sensación de escasez y el apego. ¿Os suena? 

Y ahora, contadme, ¿cómo está vuestra cocina mágica? ¿Funcionando a toda mecha o esperando a ser descubierta y a que empecéis a usarla?

Feliz semana, deseando mucho amor del bueno para todos :)


Comentarios

  1. Cuando entiendes cómo funcionan los fogones mágicos... se acabó la pizza a domicilio :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares